NEGOCIOS QUE CAMBIAN LA VIDA 7 años ago

Negocios que cambian la vida

Los modelos rompedores no sólo permiten a las empresas ganar dinero, sino que determinan los hábitos y costumbres de sus clientes

Los que más éxito tienen son los que consiguen englobar a muchas personas con pagos pequeños, individuales y por prima de uso

Existen negocios disruptivos completamente tecnológicos y negocios tradicionales que, por medio de la tecnología, se han convertido en algo sumamente rompedor, masificando servicios que estaban al alcance de unos pocos gracias al uso intenso de la tecnología y el Big Data.

Sus modelos resultan toda una novedad. Han hecho de la necesidad virtud, rentabilizándola y monetizándola. No tienen que estar ligados a un sector concreto, aunque algunos se encuentran en plena efervescencia. Pero no sólo ganan dinero, sino que pueden llegar a modificar las costumbres y hábitos de vida de sus clientes.

Ofrecen productos diferentes. Popularizan los servicios que prestan, haciendo hincapié en la facilidad de uso y en la asequibilidad del precio. Y suelen darse a conocer a través de las redes sociales, mediante los «influencers» y otro tipo de prescriptores. Los métodos de pago resultan sencillos, sin «cash», ponderando el plástico, y el pago por móvil, al metálico.

La economía digital ha revolucionado el ecosistema empresarial. Y son muchas las oportunidades que se les presentan a quienes, con ingenio y agudeza, pretenden cambiar el mundo. Las «fintech» han trasladado las sucursales bancarias al otro lado de la pantalla. Ikea supuso un revulsivo en el ámbito de la decoración, gracias a sus muebles «low cost». Zara ha democratizado el sector de la moda. Apple, el de la tecnología. Twitter ha marcado un antes y un después en la forma de consumir información. Facebook ha virtualizado las relaciones personales… Pero no todos resultan tan conocidos.

Los vehículos con matrícula par no pudieron circular el jueves por las calles céntricas de Madrid, debido –alegan desde el Ayuntamiento– a los altos niveles de contaminación. Y aunque escenarios algo más laxos no contemplan medidas tan drásticas, tampoco permiten aparcar en las zonas interiores a la M-30. Además, desde el inicio de la campaña de Navidad las restricciones al tráfico en las calles comerciales más concurridas de la capital han sido bastante habituales. Ir al centro en coche y, sobre todo, aparcar puede convertirse en una pesadilla. Máxime, en estas fechas. Y hay quien ha sabido aprovechar la oportunidad y encontrar su nicho de mercado.

Sin necesidad de tener un chófer en nómina, una empresa se ofrece a estacionar su vehículo y a devolvérselo cuando y donde quiera. Todo a través de una aplicación móvil. Cada conductor pierde una media de 20 minutos cada vez que busca sitio, y el 32% de las multas son por aparcamientos incorrectos. Por ello, Carlos Jiménez decidió fundar Valeet, la primera app que permite solicitar un aparca coches en determinados puntos urbanos céntricos. La empresa, de reciente creación, espera cerrar 2017 con más de 20.000 usuarios activos, tanto en Madrid como en Barcelona, y una facturación superior al millón de euros. Su secreto para ofrecer un módico precio de cinco euros por hora –con una tarifa plana de 25 euros si se superan las cinco horas– radica en los acuerdos que ha alcanzado con distintos parkings distribuidos por la ciudad.

 

 

 

 

 

 

 

Otro de los modelos de negocio que no deja de deslumbrar es el de Hawkers, una empresa que, gracias a su creatividad, le ha dado un vuelco a un sector tan tradicional como el de las gafas de sol. La compañía cerró una ronda de financiación de 50 millones de euros, cuenta con más de 4,5 millones de fans en las redes sociales, está presente en más de 140 países y puede terminar el ejercicio por encima de los 70 millones de facturación. Sus números son destellos del éxito de las gafas tan variopintas que comercializan. Y su modelo de negocio, basado en las redes sociales y en los «influencers», resulta totalmente rompedor. Sus fundadores quieren cambiar el mundo. Y lo ven posible gracias a la convergencia entre el «know-how» y el «knowho».

Consideran que el mejor escaparate posible es Facebook, donde han sabido sacar el máximo provecho gracias a la ingeniería inversa, con la que lograron prever el funcionamiento del algoritmo de la empresa de Zuckerberg. Asimismo, piensan que la clave de su crecimiento ha sido la incesante capacidad de adaptación y reinvención. Y es que los empleados deben actuar como si fueran células autorreprogramables, observando las nuevas tendencias en redes sociales para adecuar la estrategia diariamente.

Los modelos disruptivos deben encontrar un producto o servicio que solucione un problema que nadie resolvía hasta entonces. Sin embargo, no basta con identificar la necesidad, sino que han de lograr que los clientes estén dispuestos a pagar. Véanse, por ejemplo, las diferencias entre los usuarios de Airbnb y de otros marketplaces que también comisionan por las transacciones. Resulta crucial ofrecer un valor añadido. Y una de las más frecuentes dificultades a las que se enfrentan, sobre todo, los negocios digitales es la de la monetización.

Los que mejor están funcionando en la actualidad son los que consiguen englobar a mucha gente con pagos pequeños, individuales y por prima de uso. Francesc Font, cofundador y CEO de Bandit.io, asegura que todos aquellos basados en alquilar los activos, y no en venderlos, funcionan mejor. Por su parte, Emilio Márquez, inversor en «start-ups» y mentor de emprendedores, considera que uno de los más rompedores hoy en día es el de las suscripciones, basado en la comercialización del acceso al producto o servicio con una periodicidad concreta.

Iñigo Manso, consultor, optimista digital y changemaker, piensa que los emprendedores deben desafiar lo vigente, asimilar las tendencias del entorno, aprovechar los recursos existentes de otra forma y entender las necesidades del consumidor. De forma paralela, Márquez revela que el factor indispensable a tener en cuenta en la búsqueda de un modelo rompedor es la capacidad de ser originales y arriesgar, ya que cualquier apuesta requiere planificación y precisión en la toma de decisiones.

Creación de valor

Las estructuras de organización que requieren estos modelos son mucho más planas. La meritocracia está a la orden del día, y Font destaca que «importa poco quién seas o qué estudiaste. Sólo vale lo que sepas y quieras hacer». En lugar de contratos temporales, son comunes las colaboraciones «freelance». El talento es clave, por lo que las compañías contratan a profesionales de todo el mundo. El CEO de Bandit.io afirma que «a los que se incorporan a estos proyectos les va la marcha, pues son montañas rusas. Hoy estás arriba, mañana abajo. Sólo les preocupa cambiar las cosas. No piensan en la estabilidad, ni en lo que cobrarán. Únicamente persiguen la creación de valor».

Manso también remarca la necesidad de determinar un modelo de gestión acorde y compatible a la estrategia, ya que la innovación exige coordinar esfuerzos e integrar actividades vinculadas a múltiples funciones especializadas. «Una organización innovadora tiene que ser inteligente, creativa y eficaz, con capacidad de aprendizaje y de crear nuevos conocimientos», sentencia.

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